Nadie recordará esto. (El pretérito no perfecto)

   Cuando te amaba, y no es que haya dejado de hacerlo, iba muy seguido a buscarte hasta tu escuela, pero la incompatibilidad de horarios me obligaba a abandonarte por largas horas. Con todo, este relato no trata sobre nosotros. Un día me dijiste que, en una de tus solitarias caminatas de media tarde, habías visto allá en el viejo rincón (que yo descubrí para ti, y que más tarde nos fue usurpado) a un par de amigos bien abrazaditos y comiéndose a besos. Pero vieras que rico se veía aquello, anotaste un poco apenada al final. Sólo me preguntaba por qué cuando nosotros estábamos en aquel rincón no nos devorábamos a besos, y no es por deformar la historia, pero de mi parte siempre estaba el intento, eras tú quien se oponía. ¡No, aquí no, exclamabas, no vaya a ser que alguien nos mire!