lunes, junio 18

Un tacón roto


   Lo recuerdo medianamente, antes de olvidarlo por completo lo escribo. Quizá no lo recuerdes, la primera vez que te conocí fue un día en que se rompió tu tacón (obvio, ya lo decía el título), pasaste de puntillas frente a mi banca, te veías espectacular (como es tu costumbre), y como era mi costumbre pensé: ¡pero qué mujer tan buena está! (mi ortografía ya eran pésima desde entonces). Te sentaste junto a un chico (que posteriormente sería mi amigo), y le contaste tu odisea. Según escuché (y es que el chisme siempre se antoja) venías a la escuela con unas zapatillas de tacón alto, y justo al tratar de atravesar la última calle que te separaba del gris edificio que metes la pata en una coladera y (¡madres!) que se rompe tu tacón; ¿cómo andar por la vida rengueando a causa de la falta de un tacón? ¡Nada! Te regresaste hasta tu casa (y eso que no vivías cerca), nomás pa' cambiarte los zapatos. Y claro, regresaste a la escuela ya muy tarde, y entraste también tarde a la clase, por eso pasaste de puntillas frente a mí.

   Al día siguiente, ya sin incidentes de por medio, llegaste un poquito tarde, y ocupaste el lugar a mi derecha, a mi izquierda estaba una chica (la cual más tarde nos caería mal) a la cual le hablabas bien, y pues para no incomodarme en su conversación, pues decidieron unirme a ella (a la conversación). Ese día nos tocó clase de matemáticas, tú y yo nos divertimos mucho comparando resultados, como intentando demostrar quien era más pudiente en las mates (ahora que tú sabes más que yo, ya no hay duda sobre quien es más pudiente).

   Al tercer día (fin de este extraño proceso de conocernos), nos topamos en el anden del Metro después de clases, cosa rara pues yo no tenía por qué tomar el Metro para llegar a casa, tú en cambio sí, como fuese, viajamos juntos y en tanto me hiciste la plática, hasta entonces no habíamos platicado mucho, lo admito; además suelo ser muy reservado (hasta la fecha) y me cuesta muchísimo socializar sin el influjo del alcohol, por eso agradezco que hayas sido tú quien iniciara la charla; aunque bien no recuerdo de que hablamos, todo fue muy agradable, hasta que me preguntaste a dónde iba. (¿Adónde ibas aquella vez, tu vives en el sur, para qué ibas al norte?, años después te diste cuenta de esta contrariedad) Este... pues... luego de vacilar brevemente, dije, ¡a Indios Verdes, pues qué no va para allá este Metro! (¡Vaya salida más pendeja!) Notaste mi tontera y te quedaste como diciendo, ¡vaya salida más pendeja, pues allá éste! De pronto me dijiste, pues aquí me bajo, mientras te aproximabas sospechosamente hacia mí, ¡qué me va a hacer! me pregunté, caí en pánico, ¡ah!, recuerdo que incluso di un pasito hacia atrás, estiré mi cuello y la joroba como tratando de acrecentar el vital espacio entre los dos, pero nada, que todo fue alucinación mía, tu solo ibas a despedirte con el acostumbrado (¿acostumbrado?) beso de mejilla, sin embargo para mí no era costumbre tal costumbre*, más bien me tomó por sorpresa, pero después del pánico me inundó un gusto inigualable, alguien** en la vida me había dado un besito, aunque fuese de despedida ( ¡¡¡güi!!! ).

   Bajaste del vagón, de seguro preguntándote, ¿y a éste que le pasa? ¡no sabe ni a dónde va! - Y, ¿a dónde ibas? - No, eso sí no lo responderé.

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*¿Alguien contó cuantas veces escribí esta palabra hoy?
**Fuera de mi familia, claro está, no vayan tampoco a pensar que era un niño sin amor.

6 Comentarios:

  • A la/s 4:30 p.m., junio 18, 2007, Blogger Rolando Escaró dijo...

    vaya forma de retratar un encuentro..
    creo que a las personas mas importantes en nuestra vida, las solemos concocer de la forma menos tradicional

     
  • A la/s 9:01 a.m., junio 19, 2007, Blogger Cinder dijo...

    eso es muy cierto digler, de la manera más inesperada, y por ende, la más especial de todas, se quedan en la memoria las frases, y las expresiones en el rostro, muy bonito tu encuentro.
    Me dío gracia lo de niño sin amor! jajaja, una vez hace muchos años regresando del cumple de un amigo con unas botas muy altas, el taco de una de estas se rompió, al día siguiente, mi esposo salío a la calle para buscarlo (sin decirme nada) cuando regresó, me dijo no lo encontré, yo empecé a reirme ya sabía a q se refería :)

     
  • A la/s 9:03 a.m., junio 19, 2007, Blogger Cinder dijo...

    olvidaba dejarte saludos.

     
  • A la/s 6:55 p.m., junio 19, 2007, Anonymous Anónimo dijo...

    wooow! genial posto... esa sensacion de conocer a alguien que te agrada es bieeen bonita.. siempre que se recuerdan cosas asi, uno no puede dejar de tener una sonrisita en la cara, en fin.. espero este muy bien..

    pd.. de quien se trata?

    grace

     
  • A la/s 10:20 a.m., junio 21, 2007, Blogger Ed dijo...

    y por fin... a donde fue ese dia?

     
  • A la/s 2:44 a.m., julio 16, 2007, Blogger SoulRush dijo...

    Si hay algo que me encanta en esta vida es como se conoce la gente...

    Es pregunta de cajon, generalmente le pregunto a cualquier conocido como se conocieron sus padres... y generalmente todo mundo se sabe la historia (aunque nunca estuvieron ahi), asi mismo me impresiona como conzco a la gente y la musica... aunque la verdad creo lo dice mejor Morphine (grupo el cual conoci por la ausente culpable de SWBEO), dice algo asi:

    There's no cute story that we tell together...
    Laughing and finishing each other's sentences so charmingly...
    Truth is it was all an accident...
    Just like it is for everybody else,
    But then again it was all and accident....
    Just like the way it is for everybody else...

     

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