viernes, noviembre 30

¡Pinchi televisión!




para Épsilon




¡Pinchi televisión! ¡Quesque muy chingones y no son capaces de producir algo que me entretenga por más de diez minutos! ¡Pinchis monitos estos!

Sí, ya lo sé madre, debo pronunciar bien el español. ¡Pero es que cuando me enfado! Está bien, ya me calmaré. ¡Pero sabes bien que yo no quería regresar a este inmenso muladar!

¡No, no y no, madre! No estamos aquí por Nuestras Vidas, sino por Tú Vida. Lo sé bien, "es benéfico para la salud respirar aire ligero en ácidos".

No madre, no te estoy arremedando, remedo al doctor. ¡Ese imbécil! Digo, hay otros mil lugares que te pudo recomendar. Pero, "esa ciudad es recomendablemente baja en ácidos en el aire, es justo un punto medio, es idónea para usted Señora", ¡qué sabe ese mamarracho!

Sí, ya, madre, le tendré mas respeto al señor ése. Voy a la cocina por algo que beber. Medicucho de mierda, puto el día en que su madre lo excretó, pustísmo el día en que se doctoró, y reputísimo sea el día en que termine arrojado por la escotilla de su nave. Aun debe quedar una lata de... ¡Chingá se la almorzó mi madre! ¡Mañana me tocará desayunar la basca que preparan aquí! ¡Que diantres!

Sí, madre, ya comí.

No, no quiero frijolitos ni nada de eso. ¡Diack!

Me fue bien, el chino se sorprendió mucho al verme, creyó que habíamos muerto, no sé como se enteró. En fin, dicen que los chismes vuelan. ¡je je je! Mas no te preocupes, la deuda quedó saldada. Iba a comprar una lata más de poteingos* o fuogs , pero ya no me alcanzó la plata, quizá mañana vuelva por algunas.

Está bien, hay que ahorrar, sé que la mudanza fue costosa, pero tampoco podemos vivir de la porquería que se come por aquí. ¡Es inhumano! Ja, ja, ja, "inhumano". En fin.
Sabes a quién me fui a encontrar en el camino.

Ni más ni menos, al mismísimo idiota por el cual huimos la última vez.

Lo juro madre, en esta ocasión actué con sensatez. Sé que la última vez me deje arrastrar por la ira con mucha facilidad. Ahora, gracias al sesero, comprendo que fui yo quien esperaba un mejor trato, y que no fue él quien me mal trató. ¡Qué más da! me dije, y lo salude ahí en la parada de autobuses. Hablábamos gentilmente, nada muy meditado pero las sonrisas surgían constantemente. Fue cuando apareció el autobús de la única ruta que transita esa calle, que él me volvió a mostrar el cobre. Apenas frenó me trepe al transporte, me senté, y de pronto noté que ese tipejillo se había quedado abajo sin siquiera despedirse. ¡No madre, eso si que no tiene perdón! ¡Ni de su dios, ni del nuestro! ¡Carajo! ¡Que por más que trato de NO ver eso como un acto culero, nomás no puedo! ¡Quién puede!

No madre, esta vez no nos mudaremos. Ya todo quedó solucionado. Si no fue para tanto.

Está bien, madre, iré a dormir, sólo porque ha sido un día muy agitado. Muuuy agotador. Tratar a diario con estos monitos maleducados es todo un lío. Creo que es la televisión la que los ha puesto tan pendejos, pero debo admitir que los ha ahumado muy bien. Saben exactamente como los fuogs horneados en tubo catódico.

Mmm.... quizá así podríamos ahorrar un dinerito.

¡Hasta mañana, madre!

5 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal