domingo, septiembre 9

El recuento de los daños*



   El sol ya había tostado sus brazos, y ahora, pasado apenas el medio día, intentaba rostizarle las piernas; su hermana pendulaba entre el ensueño y la aburrición clásica del domingo.

   -Pos ya pasaron los meses, ¿no crees?, ora sí, dime qué pasó con ella.

   -Pues que ya todo se acabó.

   -¡No seas... ! ¡De eso ya nos dimos cuenta todas!- escapando del sopor de la temprana tarde, en aras del caduco chisme, prosiguió -¿Cómo es que terminó?

   - Pues ella dijo que no, y pues ya no, nada más.

   -¿Nomás?

   -Sí. Fue así de sencillo. Yo le dije "¿de verás, ya no más?", ella dijo "De veras", "No, en serio, ¿ya hasta aquí?", e insitió "Hasta aquí", "¿Neta neta, aquí lo dejamos todo y ya no más?" claramente dijo "No hay otro modo", "¿Entonces ya no seguiremos juntos como antes, ni siquiera más adelante?", "No" concluyó.

   -¡Nah! Cuando las mujeres decimos "No" es que "Sí".

   -No, de verás era No. Por eso le pregunté cuatro veces.

   -¡En serio preguntaste cuatro veces!- colapsó en risa por un instante, y frente a la mirada seca de su hermano se detuvo -Vaya, creí que era más bien un rollo retórico...

   -Fue para estar bien seguro, para conocer a bien la irrevocabilidad de aquello.

   -Sin duda que le hiciste algo, quizás que no le regalaste ninguna chuchería el catorce, o que no le tratabas bien, o que simplemente ya no le escribías poemas.

   -No lo sé, la verdad no lo sé.

   -¿No te lo dijo?- casi desorbitan sus ojos, pero él ni se chistó.

   -No. Y cuando se lo pregunte, dijo no saberlo tampoco. Aunque eso poco importa, lo que importó, y lo comnrendí después, es que ya no quería más.

   -¡Bah! Me caía tan bien ella, era tan linda, tan tierna, tan dulce, y de cierta manera se parecía a ti, se reían tan igual. Debiste quedarte a su lado.

   Ráfagas de viento inundaron la tarde, vertiginosos soplos que secaron aun más las piedrecillas de sal que se acumulaban con el tiempo bajo su pupila. Murió el día en un chubasco. Pero él, que había aprendido a salar toda la carne y a postergar siempre el deseo para después, se avergonzó hasta enrojecer, ya estando en la cama, recordando que por un momento la remembranza de todo aquello le hizo desear volver.

*[Así también cantaba Gloria Trevi]

3 Comentarios:

  • A la/s 10:16 p.m., septiembre 11, 2007, Blogger Violette dijo...

    jajaja chale, esas hermanas si que saben contener la curiosidad.

    que historia tan real

     
  • A la/s 7:11 p.m., septiembre 12, 2007, Blogger Greis dijo...

    bogar!! amo su blog.. ya se lo habia dicho.. pero no me canso.. i just love it.. cuando sea grande quiero uno asi como el suyo.. aca.. chistoso pero interesante.. sutilmente revelador.. coqueton.. jajaja

     
  • A la/s 9:22 p.m., septiembre 17, 2007, Blogger Ed dijo...

    wow, wow, guau... ah chinga me volvi perro...

    orale don como siempre de amor y relaciones fallidas... siempre hay de q conversar ... siempre hay tela de dodne cortar

     

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