lunes, julio 30

Conjuntos matemáticos


   Y es que hoy hace demasiado calor como para escribir profundas reflexiones sobre la desigualdad social, o sobre la discriminación étnica, religiosa o sexual, pues además, hay un vaho tibio rodeándome el cuerpo, insuflando mi cerebro con candela tropical.

Más me apetece un buen bailongo, mover las caderas un largo rato al son del tuntún y la cerveza helada, acercarme más de lo debido hasta tu cuerpo y deslizarme entre tus cándidos sueños, nariz con nariz... ¡Cataplás! Lo sé bien, desde pequeño, no puedo coordinar un movimiento complejo más allá de medio minuto.

Esa misma torpeza motriz que me avienta al suelo cada que intento bailar, también me impide tocar la tambora para enervarte, para llevarte hasta el éxtasis místico de la música, y así, poseída por las lúbricas fuerzas de la noche, arrojados al trance, sátiros y ninfas nos envidiarían al despuntar el alba.

No queda más que la esperanza, cuando menos probable, de enamorarte, de meterme a tu cama bajo las tersas sábanas, bajo el pretexto de mostrarte los infinitos infinitos, de alertarte sobre las esquivas paradojas, de enseñarte como se construyen los primeros números que conociste en la infancia. Así, entre axioma y axioma: mil besos; de teorema en teorema: el primer infinito de caricias; ¡e imagina cómo podríamos festejar por cada nuevo corolario que descubramos juntos!

6 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal