Suertudo, aunque un poco rancio.

Les cuento pues, que al lado del negocio de mi hermana (no la que vende juguetes conmigo, que por cierto, ahora dizque se enojó conmigo, cha!), hay una pastelería, la cual tuvo, según cuenta mi madre, una época gloriosa allá por los tiempos de Flans (tiempos también de playeras holgadas y de mal gusto al combinar colores), ahora esa pastelería ha decaído bastante, hasta recurre a las ofertas de 2x1 los martes para ver si así la clientela regresa, pero pues nada, Bimbo y la mala organización del nuevo dueño llevarán al traste dicha panadería.
Como fuese, ese panadería se llenó hasta el tope de baguetes (¡y no, no me importa si no se escribe así!) antes del 24 de diciembre, y para el 25 estaba completamente vacía, ¡Las vendieron toditas! Lo mismo sucedió para el 1 de enero, tanto que hasta mi hermana compró. Parecía pues que habían descubierto la formula ganadora, y pues para el 5 de enero que la atascan de roscas de reyes, pero que llega el 6 y seguía atascada, y le siguió el 7, el 8, y nada, esas roscas necias no querían dejar la estantería. Así que el dueño bastante enfadado con su presencia, signo inequívoco de su fracaso empresarial, las mandó a tirar todas, ¡toditas las roscas a la basura!
¡Sacrílego este pinche gordito! -pensó la empleada de la pastelería, pero se calló. en cuanto se salió su jefe de la panadería que llama a mi hermana (sí la que tiene su negocio a un lado), y que le cuenta todo esto.
-No, pues como voy a tirarlas, la comida no se tira, eso es hasta pecado ¿no?- remató diciendo esto.
Así que en confabulación, mi hermana y la empleada de la pastelería, que se ponen a regalar roscas al por mayor, a todos, toditos sus conocidos que pasaron por allí y todos los negocios circundantes recibieron una rosca. Pero entonces que ven venir a lo lejos el destartalado auto del dueño, y que le empleada corre a su changarro, preocupada de que le descubriesen en tan caritativa obra.
Mi astuta hermana, entre tanto dar y dar, se guardó seis roscas. ¡Cinco medianas y una grandota! Y hubieran sido más, como para sobrevivir todo el mes con puro pan de rosca, pero el dueño arrepentido de su arrebato de ira, luego de sopesar que tanta pinche rosca si le había costado dinero, decidió darles un mejor camino: la resurrección.
-Mira, les quitas todos los acitrones, los higos y los niños, luego las desbaratas y las echas en un costal- indicó el dueño a la empleada -Mira que, con todo eso vamos a hacer las Rocas y los Ladrillos (típicos panes mexicanos, frutos del ingenio ahorrador de los primeros panaderos en estas costas).
Cabe anotar que para el día trece de enero aun quedaba rosca para merendar, además de una sarta de plásticos niños pálidos y escuálidos, producto de tanta rosca tan mal educada sexualmente, pareciera que no sabían protegerse para no quedar todas llenas de niños, pues miren que cada una cargaba, cuando menos, con cinco chilpayates, aunque tampoco dudo que sea culpa de los panaderos tan hijosdesu que abusan hasta de las inocentes roscas.

Moraleja:
Si eres ecologista y te gusta lo reciclado, come Rocas y Ladrillos en tu panadería más cercana. ¡Uhm, que ricos son!